Esta actividad deportiva que se empezó a practicar en los países nórdicos con el fin de mantener los entrenamientos de los esquiadores de fondo, durante los periodos veraniegos cuando no disponían de nieve, se está revelando como una de las actividades física con mayor proyección de la actualidad.
Alternativamente a la evidencia del efecto saludable de su práctica, se abren otras posibilidades y necesidades que irán creciendo en paralelo, como son la creación, adecuación y catalogación de senderos aptos para su práctica, la ampliación y capacitación de técnicos para formar a los deportistas, así como de formadores de técnicos y en su versión competitiva, la creación de calendarios de competición que permitan la expansión en esta disciplina, con circuitos de ámbito nacional, autonómico, e interterritorial, para lo cual es imprescindible contar con un cuerpo de árbitros que aplique los reglamentos que ya se están conformando para dar cobertura a esta faceta de la Marcha Nórdica, en esta línea ya se están realizando cursos de formación de árbitros de competición y pronto estas competiciones formaran parte del amplio abanico de actividades por montaña.
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